top of page

Una nube blanca y sola / Cartas a doña Rosenda


Pablo Chudnobsky (Argentino)


Buen día compañeros. Así es: Soy un buen hacedor de pan, me encanta comer leche en polvo de a cucharadas y viajar, entre otras cosas menos relevantes. Pues escribir es entonces una cosa en segunda instancia, como el rastro la leche en polvo Nestlé.


Poemas


De “Una nube blanca y sola”


Inventar la palabra amor mientras como el viento te despojo entera, por tenerte como a un árbol. Desnudo, y seco, y triste; refregarte en mí por terminar de arrancarte lo poco o lo mucho -refregué muchas veces al gato estúpido muriendo ante tu ropa- Como de una canilla vieja, abandonada en algún rincón de una casa desierta, absorberte, arrastrándome si es necesario, en la tierra, gotas que se desprenden de su insistente lactancia de hierro y nutren el suelo o penetran ciegas hasta el corazón del mundo. Que no importe nada. Nunca nada me importa. Nada más que nosotros y el instante, y ese abismo que nos acosa con su niño empuñando tormentas. Vacío inmundo en el que me encuentro a cada minuto sin gozar de la tremenda tristeza que me das cuando te tengo, vacío que no quiere tu muerte, no vive tu vida; tu vida, fruto seco de sobremesa.


 

De “Cartas a doña Rosenda”


Cartas a doña Rosenda es una serie de documentos que encontré en casa de mi abuela, su casa de cuando chica; datan de diversas fechas pero las fui encontrando en ese mismo lugar, como si se hubiesen varado en una misma isla cartas hermanas.


 

La vi, doña Rosenda, Llevo días buscándola. No soy un militar. Sólo quisiera saber de quién son estas cartas.


Feliciano Paredes


4 de enero de 1496


 

Doña mía: Quisiera ser blando como un cartón por usted deglutido . Un buey. Para qué estos dedos de bípedo resentido. O una madera flotante. Que se salven todas las hembras y lloren, y no hablarles de mí.


Don Espléndido


8 de marzo de 1973


He decidido dejarla, sin fe ni claridad. He aquí un pozo intangible de mi corazón. Oscuro, pequeñísimo; cría de salchicha atascada en un túnel añejo. – Cuando por su lecho solí

vengarme, nada más que estrellas escucharon. La gente rió. Fui una marioneta torpe y dulce frenando el mundo.-


D.E.


20 de Mayo del uste qué sabe


 

Todo bajo mis ojos: tuercas embadurnadas en baba de caracol, sentimientos errados como Cancún.


No remaré, señora, no quisiera mojarla, en cambio la querré como a una isla doblada por barcos sin fin.


D.E.


Diciembre del 73


 

Amado mío:


Esta carta no se la daré. A cambio será mis manos cuando terminada y usted me habitará para siempre.


Doña Rosenda


6 de Febrero de 1892


 

Música. Mientras lees escucha el disco de Pablo 'Aviones de papel'. Dale click acá:

 

Si te gustó y quieres leer más textos de nuestro hermano de Argentina, en nuestra sección "La Cosecha" tenemos colgado su poemario completo: 'Palitos'.

19 visualizaciones0 comentarios
bottom of page