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Valentín Alsina

Los ecos del ‘Boom’ latinoamericano en el Ecuador


 

Valentín Alsina (Quito, 1988) Parafraseando a Fernando Pessoa, escribir mí biografía es un asunto de lo más simple, sólo tiene dos fechas: la de mi nacimiento y la de mi muerte. Entre una y otra fecha los demás días me pertenecen.

 

Los ecos del ‘Boom’ latinoamericano en el Ecuador




Si bien al ‘Boom’ se lo podría catalogar como un mero resultado de las campañas mediáticas de las editoriales de los años sesenta, sin lugar a dudas y a pesar de sus detractores, fue un fenómeno literario que permitió la completa internacionalización y difusión de la literatura latinoamericana, siendo el puntal para que el mundo fijara su atención en lo que se estaba gestando de este lado del planeta. Pues, como dijo en su momento Ignacio Solares, en el ‘Boom’, por ventura, coincidieron nombres que dejaron una huella profunda en la historia, tal y como sucedió en el ocaso del zarismo cuando se conjugaron en un mismo momento personalidades tales como: Dostoievski, Tolstói, Chéjov, Gorki y Adréiev.


En nuestra América, este grupo de amigos conformado por Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, además de hermanarse en una constante innovación literaria, en un compromiso de denuncia social y en una construcción estética de la idiosincrasia latinoamericana, lograron generar una gran explosión que hasta el día de hoy mantiene un eco que sigue resonado por múltiples rincones del planeta, entre ellos el Ecuador. De tal forma que, no es descabellado el preguntarnos acerca de la relación entre el Ecuador y el ‘Boom’ latinoamericano, o mejor dicho, la relación entre el Ecuador y los miembros del ‘Boom’.



Julio Cortázar


En enero de 1973 el gran cronopio Julio Cortázar arribó a Quito como parte de una gira por varios países de Latinoamérica, en esa visita su metro noventa y tres de estatura no le permitió caminar de incógnito por los pasillos del antiguo aeropuerto de la capital. Ante las preguntas de los periodistas, encargados en cubrir su llegada al país, manifestó que venía a “visitar a algunos amigos”, cosa que fue cumplida al pie de la letra, puesto que, desde su misma llegada se encontró con Jorge Enrique Adoum y su esposa Magdalena Jaramillo de Adoum, quien había publicado el cuento de Cortázar ‘Sho shine, shine, shoe-shine boy’ en la revista Nueva.

Además de la visita, Julio Cortázar junto con Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y otros intelectuales redactaron una carta abierta dirigida al General Guillermo Rodríguez Lara pidiendo la inmediata liberación de Galarza.


Gabriel García Márquez


El jueves 17 de abril del 2014 fue un día que impactó por completo al mundo entero, ¡el Gabo había muerto!, enlutando así las páginas de un capítulo más que se cerraba en la historia de la literatura universal, no obstante, su legado ya lo había inmortalizado mucho antes.


Casi la mayoría de personas reconocen, como si fuese parte de sus vidas, el inicio de ‘Cien años de soledad’: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Tal y como sucede con el célebre: “En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”, del Quijote. Por ello es muy acertado lo que dijo Pablo Neruda sobre la obra cumbre de Gabriel García Márquez, afirmando que: “es la mayor revelación en lengua española desde el Don Quijote de Cervantes”.





El Gabo, como herencia para el Ecuador, no solo dejó sus magníficos libros, sino que también, es muy recordada su amistad con el pintor Oswaldo Guayasamín, quien lo retrató cuando ambos se encontraban en La Habana allá por los años ochenta. La reunión de las dos personalidades se conjuga en las breves palabras intercambiadas en el mismo momento de la realización del cuadro, palabras sobrias pero contundentes.


Guayasamín le explica al Gabo que va a “manchar la tela”, que va a “sacar el blanco total de la tela”, tal y como un escritor también pinta con palabras la cuadrícula de papel. El Gabo dice: “noto ese cuadro cargado de verde por la paleta”, el pintor responde: “estoy haciendo algo muy caluroso, muy selvático en cierta manera…” Eso nos retrotrae al carácter tropical de las obras de García Márquez, tan identitario de ese ‘realismo maravilloso’ que germinó desde la pluma de Alejo Carpentier.


Quizás la deuda más grande de Gabriel García Márquez con el Ecuador sea la promesa incumplida de conocer la Mitad del Mundo. Pero de sobra queda su temor a enfermar por la altitud de la ciudad, pues si bien faltó esa presencia física, nunca faltó ese cariño por cada país latinoamericano; cariño que se tradujo en la creación, a manera de homenaje, de la biblioteca que lleva su nombre en la sede de la Unasur en Quito, con más de 20.000 libros donados por la Casa de la Cultura Ecuatoriana.



Carlos Fuentes



El escritor mexicano Carlos Fuentes vivió durante su infancia en la capital de los ecuatorianos. Según Iván Oñate, Fuentes asistió en calidad de hijo de diplomático a la Escuela Espejo.


En los años sesenta, la en ese entonces esposa de Carlos Fuentes, la actriz Rita Macedo, llegó al Ecuador para presentarse en una obra de teatro, en sus manos llevaba un regalo para el escritor ecuatoriano Benjamín Carrión; se trataba de la novela ‘La muerte de Artemino Cruz’, acompañada de una emotiva dedicatoria dirigida a Carrión: “A Benjamín Carrión, de su admirador y ahijado literario”.



Benjamín Carrión fue uno de los primeros lectores de Carlos Fuentes, condición que lo llevó a recomendar a su amigo Jesús Silva Herzog; quien fuera director de la editorial de Fondo de

Cultura Económica, la publicación de ‘La región más transparente’ por parte de la editorial mexicana. En una carta, que forma parte del libro ‘Cartas Mexicanas’ editado por el Centro Cultural Benjamín Carrión, el escritor ecuatoriano manifiesta: “Estoy contento con el premio GALLEGOS para Carlos Fuentes: yo fui el primer informador para el FONDO [de Cultura Económica] de La región más transparente, primera novela grande de Carlos.” Lo curioso de este asunto es que, años más tarde, el FCE no solo publicó la novela de Fuentes, sino que, el 21 de julio del 2015, como parte de un convenio bilateral entre Ecuador y México, se inauguró en Quito el Centro Cultural Carlos Fuentes, sede de la editorial mexicana, que tiene sus instalaciones en la casona que perteneció a Galo Plaza Lasso y que fue sede de la Unasur.



Mario Vargas Llosa


En junio del 2007 el escritor peruano Mario Vargas Llosa, invitado por un Banco, dicta unas conferencias en Quito y en Cuenca. Por esos días, en una entrevista realizada por diario El Comercio, Vargas Llosa señaló que no era la primera vez que visitaba la capital, pues años atrás había llegado a Quito para escribir algunos capítulos de una de sus novelas; y que en su visita pudo encontrarse con Benjamín Carrión: “Hice con él un paseo memorable por iglesias, conventos y por las viejas calles de la ciudad.”, dijo el escritor ganador del Nobel. Cabe recordar que Benjamín Carrión fue uno de los miembros del jurado que le otorgaron a Mario Vargas Llosa el primer Premio Rómulo Gallegos en 1967, por su novela ‘La Casa Verde’. En aquella entrevista Vargas Llosa también reveló que había leído a Juan Montalvo, y que consideraba que Montalvo era un “espléndido prosista” y que “practicaba el arte de la diatriba”.



En su visita del 2007, Mario Vargas Llosa fue declarado huésped ilustre tanto de Quito como de Cuenca. Sus dos conferencias abarrotaron los auditorios en los que habló de varios temas, pero sobre todo de literatura.



Marcelo Chiriboga


(De izquierda a derecha: Gabriel García Márquez, Marcelo Chiriboga, Mario Vargas Llosa y José donoso)


Si bien el ‘Boom’ latinoamericano ha sido representado principalmente por cuatro autores, en dicho fenómeno se gestaron muchas otras personalidades, inclusive un autor ecuatoriano del que se dijo que todos querían escribir como él, o que fue incluso más grande que Borges. Se trata de Marcelo Chiriboga, un personaje creado por los genios de Carlos Fuentes y el chileno José Donoso, quizás para reivindicar ese papel fundacional que supuso la literatura ecuatoriana antes del ‘Boom’. Pues en otros países latinoamericanos se conoció muy bien el realismo social ecuatoriano, principalmente de 'Los cinco como un puño' (Grupo de Guayaquil) y el indigenismo de Jorge Icaza.


En una entrevista para diario El Comercio en 1998, Carlos fuentes recordó el asunto de la invención de Marcelo Chiriboga señalando que, a falta de escritores incluso uno se los puede inventar: “Así lo hicimos con José Donoso el momento de inventar a un autor ecuatoriano del ‘boom’, a quien nombramos como Marcelo Chiriboga. Hay gente que creyó en su existencia porque siempre lo evocamos en nuestras novelas”.

Es muy curiosa la manera en la que este simulacro logró un destacado protagonismo en las letras de otros autores, como si fuese un invitado obligatorio que, a falta de obra propia, nutre su existencia (¿y leyenda?) poblando los mundos creados por seres de carne y hueso. Sobre esto, en el acontecer nacional, vale mencionar la novela de Diego Cornejo Menacho: ‘Las segundas criaturas’, en donde se cuenta, en varios pasajes, los detalles sobre la historia de Chiriboga. En su novela, con artificios propios de un padre que está gestando algo fenomenal, Menacho consigue su objetivo de “nacionalizar” a Chiriboga, para que éste ya no sea hijo de la pluma de José Donoso o de Carlos Fuentes, sino que sea devuelto al terruño para que pueda volver a nacer, pero esta vez dentro del suelo de las letras nacionales.




Liminar


Si bien se discute, dentro de la academia, sobre los autores que debieron o no estar en el grupo del ‘Boom’, e inclusive se mantiene una disputa (que se incendia de cuando en vez) sobre la relevancia o no del mismo, este fenómeno literario caló en diversos imaginarios y pasó por nuestro territorio de diversas formas y para ventura de muchos, también dejó huellas tan fuertes que, de seguro, siguen generarando sana envidia en otros rincones del continente.


Finalmente, nuestro “compatriota” Marcelo Chiriboga, más allá de cualquier aspecto ficticio ya es una cara que tiene detrás de sí a todos los rostros reales de la literatura ecuatoriana. Porque, sea cual haya sido la intención de Donoso o Fuentes, el sólo hecho de que se nombre a un ecuatoriano por miembros “oficiales” del ‘Boom’ y dentro del ‘Boom’, ya es algo más que suficiente como para curiosear sobre autores que merecieron tener otro trato más grato en los trabajos de ensayistas o académicos. Pues Marcelo Chiriboga es únicamente un pretexto, un “guiño” para escarbar, releer y difundir a los autores nacionales que aún están esperando por ser exportados y que sin duda tuvieron una boca de verdad para beber una taza de café.



Fuentes, agradecimientos, links y créditos


La Caja de Pandora / EcuadorTV (Entrevista a Jaime Galarza Zavala) www.letraslibres.com (Interior 'Cien años de soledad') Difusión Guayasamín (Video de Oswaldo Guayasamín y Gabriel García Márquez) Diario El Comercio (Imagen 'La muerte de Artemio Cruz') www.larepublica.com (Imagen de Marcelo Chiriboga)


Diario El Comerico / Impreso y Digital

Diario El Telégrafo / Digital

Diario El Universo / Digital

Diario La República / Digital



https://www.youtube.com/watchv=SWTStxfm6U4&list=PLDy0yKdB1lLrW8Lp2Jh9sCYSoLnwY8f09

http://galarzajaime.blogspot.com/2014/08/el-otro-julio-cortazar_27.html

http://www.unasursg.org/es/biblioteca-gabriel-garcia-marquez

http://www.elcomercio.com/tendencias/cultura/carlos-fuentes-decia-ahijado-literario.html

http://www.ccbenjamincarrion.com/imagesFTP/8006.PDF_Narrativa_Latinoamericana.pdf

http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/carton-piedra/34/guerras-nacionalismo-y-el-escritor-desconocido

http://www.eluniverso.com/2010/04/25/1/1380/diego-cornejo-menacho-escribo-sin-angustiarme.html



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