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Alejandro Proaño

Mascarada


 

Me llamo Alejandro Proaño, soy de Quito, y deseo compartir a la gente este pequeño cuento que describe cómo un hombre es conmovido por un pequeño rayo de esperanza en medio de la sociedad y soledad, y como su locura pervierte su razón y se desencadena en actos funestos y perversos. ¡Espero les guste!

 

* MASCARADA



El sol acaricia los verdes campos

Del laberinto de palacio.

Con la suavidad de una flor

Peina los bucles de esta alborada.


Te veo sumida bajo una aureola

Con un vestido pliegue de tu cuerpo

Te reconozco aun sin ver tu rostro

Cubierto de escarcha en tu máscara.


¡Tú! Pétalo de rosa que abarca mis sentidos

Has cavado en mis profundidades

La exaltación de un amor correspondido.

Te amo con la sutileza del fuego exiguo

Ardiendo entre las brazas de un olvido.


Sentado frente al piano

Me convierto en un bálsamo para tu alma

Dulces movimientos fluyen a mares

A través del embrujo de mis manos.


Siento que un toque místico

Ha tocado la puerta de mis penas,

Tu mirada alivia el peso

Con que llevo las memorias del pasado.


El incensario de la música en el aire

Ha cautivado hasta el corazón más triste.

Ángeles y serafines vuelcan sus alas

Al son de una melodía in crescendo

Abarcando las oscuridades de los vivos.


Pero un inmutable temor crece en mí.

Los demonios dominan palacio

Ocultos tras el velo de sus máscaras.

Es obvio que todos disfrutan del hechizo

Y se burlan de aquel quien confió

En su piano el destino de unos miserables.


La sangre empieza a hervir en mi vientre

Y se levantan mis manos abandonando el miedo.

Sé que tu luz arderá entre mis brazos

Y cada víctima de las criaturas de este laberinto

Extinguirá el mal que ciega mis sentidos.





El rojo carmesí ha depositado

En mi mente una onza de paz.

Los que han muerto por su ofensa

Nos liberan del miedo infernal.


Ahora que solo nos rodea la calma

Es necesario advertir mis sentimientos.

Me acerco despacio al lugar donde

Tiritas sin frío alguno y lloras

Ante un dolor inadvertido.


Tú figura bañada de escarlata

Denuncia un horror sin nombre

¿A qué se debe tu repentino temor?


Si son estas mismas manos

Que detrás del virtuosismo y el arte

Sosegaron tu alma de expiaciones.


Quienes te salvaron de las voces

Propiciadas por demonios

Rescatando el sentido de tu vida.


Y ahora, con la sutileza de una flor

Te piden el calor de sus parejas,

Que cures mi llanto y arrebates con un beso

Lo oculto que habita en mí.


Tus ojos cierran las puertas de tu ser

Combinando lágrimas con lamentos

Tratas de huir y destruir mi vida

Tan pronto como oíste mis deseos.


No llegarás muy lejos, amada mía

…Yo te pertenezco más allá del cuerpo…

Puedo vivir con el recuerdo

De tu alegría animada por mi piano

De mi abrazo en tu agonía

Y de un beso robado en tu muerte.

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